‘La vida ingeniosa y creativa de Junot Díaz’

Por Ana Gamboa , AL DÍA

La pregunta nunca tuvo una respuesta clara ¿Qué más podría escribir sobre Junot Díaz que no haya aparecido ya en todos los medios? Cuando supe que tendría la oportunidad de entrevistarlo durante su más reciente visita a Filadelfia, en esta ocasión impartiendo una conferencia en la Universidad de Pensilvania, me pareció una misión sumamente interesante.

Pero cuando comencé a realizar mi investigación previa al evento me di cuenta que el autor dominicano ha estado gozando de una popularidad extrema durante los dos últimos meses, aunque el nivel de atención no era para menos.

Además de haber publicado en septiembre pasado su más reciente libro ‘This is how you lose her’, que ya es un ‘bestseller’ de The New York Times, en octubre se hizo acreedor de $500.000 a través del subsidio MacArthur dirigido a ‘genios‘ con el que se podrá enfocar exclusivamente a su arte.

Y hace apenas cuatro años que la vida le cambiaría cuando en 2008 su novela ‘La breve y maravillosa vida de Oscar Wao’ lo convirtiera en el primer dominicano reconocido por el premio Pulitzer de ficción.

Así que para ser un autor conocido por escribir a paso lento— su novela ganadora del Pulitzer le tomó 11 años —, Díaz se ha convertido en una de las figuras clave de la literatura actual estadounidense en muy poco tiempo.

“El aplauso que recibes hoy no tiene nada que ver con tu libro, que a la gente igual le puede gustar o no. En si el libro vive o muere dependiendo de si crea una relación con sus lectores, y la mayoría de las veces la única forma de lograr esto es al mantener la complejidad en los temas que ellos encuentren relevantes”, dijo el autor dominicano durante su presentación en Penn Museum el pasado 27 de noviembre.

De entre las tres publicaciones que el dominicano ha producido, sus temas en verdad son complejos, pero no necesariamente atractivos para la población en general.

El tema de la inmigración y la identidad entre dos mundos, específicamente República Dominicana y  Nueva Jersey, se mezclan con la fascinante historia de la diáspora caribeña y sus propias experiencias de discriminación racial y pobreza como un ‘jersey boy’ dominicano.

“Ser un inmigrante es fascinante. Te entregan el manual de reglas norteamericano y después te das cuenta que todo es completamente lo opuesto a tu alrededor”, comentó el autor.

Aunque para explicar el largo  camino que lo llevó hasta este punto creativo en su vida hay que retroceder a muchos años atrás. Díaz nació en Santo Domingo en 1968, el tercero de cinco hijos, mientras su padre trabajaba en Estados Unidos en busca de un sustento mejor.

Abandonó su país de origen en 1974 cuando solo tenía 6 años, pero el impacto que la isla tuvo durante su infancia fue suficiente como para nunca dejarla ir.

“Conozco gente que dejó atrás una familia enorme, una vida completa, y llegan aquí y es como si tuvieran que cortar por lo sano y cerrar ese capítulo. En mi caso yo siempre traté de desarrollar y mantener mi relación con Santo Domingo”, dijo Díaz.

La experiencia inmigrante de Díaz fue totalmente distinta, y aseguró que nunca ha perdido la conexión con República Dominicana.

“Creo que tiene mucho que ver con la relación que tuve con mis abuelos en la isla. Fui un muchacho criado por ellos. Mi mamá trabajó demasiado porque tenía cuatro niños en la casa”, dijo Díaz.

Según describió el autor era la casa típica caribeña donde su madre vivió con sus padres, sus dos hermanas y había un “reguero” de muchachos.

“Para mí, mis abuelos eran más mis padres que mi propia mamá. Cuando  pienso cuál fue la fuente de amor en mi infancia sé que fueron ellos. Una vez en Estados Unidos yo no quería cortar con eso, yo quería a esa gente muchísimo, eran muy importantes. Cuando pensaba en Santo Domingo significaba amor, familia y cariño”, dijo Díaz.

El dominicano se dio a conocer con su colección de cuentos en ‘Drown’ (1997), 10 relatos intensos que sumergen al lector en la vida emocional de personajes tratando de redefinir su identidad americana.

Los cuentos son narrados por adolescentes varones dominicanos que viven en comunidades en conflicto de República Dominicana, Nueva York y Nueva Jersey.

Pero ¿será que cualquier lector, latino o no latinos se podría relacionar con sus historias?

“Y ¿por qué no?, preséntame a una comunidad latina que no se ha acostumbrado a ver películas de comunidades que no tienen nada que ver con ellos. Un guatemalteco puede disfrutar una novela mexicana o venezolana. El simple hecho de que también somos malditos seres humanos”, respondió Díaz.

Para el dominicano, la gente es más generosa de lo que se piensa, pero a veces se olvidan de eso cuando se enfocan demasiado en la “vaina” del nacionalismo.

“Un guatemalteco puede mirar una telenovela brasileña y decir ‘c*** esto tiene todo que ver con mi vida’.  Creo que cuando alguien desarrolla un libro para mi es una apertura, es una puerta, y cualquier persona que le de la gana puede entrar y sentirse que es su casa”, dijo el autor.

‘No existe tal cosa como el racismo’

“Me encanta entrar a mi salón de clases con mi estudiantes blancos de MIT y de repente oírlos decir: ‘No existe tal cosa como el racismo’. Juro por Dios que en verdad quiero llamar al decano y preguntarle ¿cómo c*** sucedió esto?”, dijo Díaz durante su presentanción en UPenn.

Díaz lideró el foro de humanidades ‘En la periferia del Caribe de las letras americanas’, en el que habló sobre la geografía cultural de la escena literaria estadounidense y su experiencia de inmigración personal.

“Parte de lo que me convirtió en un escritor tiene que ver con que siempre me ha interesado y he estado involucrado en el trabajo de historiadores. Comencé mi trayectoria primero queriendo ser uno historiador del caribe, fue lo primero que me interesó cuando inicié la universidad”, dijo Díaz.

Pareciera que para poder comprender su dualidad de identidad le era necesario comprender a fondo su historia y sus antepasados primero.

“La forma en que yo he experimentado mi identidad es que los inmigrantes representan tanto al país que abandonan como al país que los recibe. Lo cual es una interrupción del mito nacionalista”, dijo Díaz.

De acuerdo a como lo describió, los países tiene las preguntas sobre el nacionalismo en el corazón de su metodología, y la pregunta nacionalista raramente busca incluir a personas de fuera.

“Existe algo en los inmigrantes que no encaja bien en la boca de los países, así que tienden a escupirlos cada vez que pueden”, aseveró el autor.

Como ejemplo dio su experiencia en República Dominicana, y cómo cada vez que visita este país la gente considera que no es suficientemente dominicano.

También habló sobre la raza y los niveles de conversación en los que se puede dar este tema. Para Díaz, es como si se viviera en dos planetas,  por un lado una comunidad que quiere pretender que los problemas de raza y oportunidad no existen o está siendo exageradas. Por otro, esta la comunidad “que realmente ve este tipo de ‘m****a’ suceder todo el tiempo”.

En medio de la conversación durante la conferencia, recordó que lo primero que le enseñaron como inmigrante fue que si alguien comenzara a hablar sobre la raza se debía cambiar el tema a la economía.

“Y si alguien hablaba sobre la raza una segunda vez se podría responder con asombro ‘usted está obsesionado con la raza’”, dijo el autor.

Pero si el tema de la raza saliera a relucir una tercera ocasión entonces se podría decir “eso es exactamente lo que los mantiene a ustedes (inmigrantes) atrasados, porque hablan de la raza demasiado’.

El dominicano aseguró que como comunidad no haría daño tratar de integrar a la raza en la conversación de la supremacía blanca, ya que estos pasan todo el tiempo practicándola pero no quieren hablar de ella.

“Ustedes vieron lo que sucedió en las elecciones. Es como si los republicanos blancos no tenían idea de lo que había sucedido con la diversidad en los útlimos 40 años. De igual manera la gente de color, la gente joven,  la gente gay tampoco se habían dado cuenta. Así que cuando salieron los resultados la gente que logró este cambio se sorprendió y djio ‘c***jo de verdad ya somos tantos’”, explicó Díaz.

Un elemento en la literatura del dominicano incluye la metáfora de lo grotesco, figuras que incluyen elementos humanos y elementos monstruosos.

Para él, si tu eres una persona de color o de descendencia africana, definitivamente comenzaste con una carga de sicología colonizada que te dice que eres un monstruo. “Yo vivo en este país y el 90 por ciento de los mensajes que recibo es que la gente de color son monstruos y no se tiene que ser tan listo para saber que eso está sucediendo. Así que como artista siempre quieres expresar ese conflicto y cómo representarlo sin que llegue a ser completamente absurdo”, dijo Díaz.

Las áreas que más le interesaron sobre la historia de su país de origen fueron en las que nunca podría haber hecho una intervención histórica, o todo aquello que no se incluye en el récord histórico.

Díaz describió a República Dominicana como un lugar fascinante porque aun desde una perspectiva caribeña, Santo Domingo es periférico, a pesar de los resultados tan crueles de la colonización que han creado.

“En el caribe hay mucha más ausencia que presencia, creo que nada nos recuerda más de lo importante y poderosa que es la historia, que una conversación entre lo que falta y aquello que es casi imposible de recuperar”.

Y sin embargo el autor no cambiaría absolutamente nada en la historia de su país.

“Si no pasaras por privaciones y retos ¿serías realmenta la persona que eres hoy en día? La realidad es que también hay algo muy hermoso en lo que la gente produce cuando está bajo presiones colosales, la cantidad de cultura que el caribe ha generado definitivamente no es un accidente”, concluyó el autor durante su presentación.

Solo un chico dominicano de Jersey

Para la Universidad de Pensilvania, la visita de Díaz fue una decisión lógica ante sus aportaciones al mundo de las letras norteamericanas.

“Nuestra idea de escogerlo a él para llevar a cabo esta conferencia fue obvia. Es un hombre que vino de República Dominicana, que no es un punto de comienzo muy ventajoso para un novelista, y después salió de los barrios urbanos de Nueva Jersey. Ahora es una de las figuras colosales en las letras norteamericanas. Además de ser un hombre altamente intelectual”, dijo el profesor de UPenn, James English.

El profesor también habló sobre el estilo tan particular de Díaz. “Cuenta con un estilo duro y callejero aunado a un modismo de jersey dominicano, que además mezcla con un nivel académico. Esto logra una gran mezcla, un gran estilo híbrido”.

Al preguntarle cuáles eran sus próximas aspiraciones creativas después de haber logrado un Pulitzer, un premio MacArthur y la lista de reconocimientos que solo va en ascenso, respondió que todos ellos nunca han sido su meta.

“No es de esta manera como uno entiende la carrera de un artista, para mi lo importante son los libros y apenas llevó una novela. Cuando llegue a las cinco tal vez me puedan llamar y decir que he llegado a un punto grande “, respondió.

Su propia historia de éxito ha sido una de lucha y perseverancia,  Díaz sabe lo que es trabajar duro para salir adelante aun cuando se tienen muy pocas expectativas en tu trabajo.

En 2009 publicó un artículo para Oprah Magazine donde explicó el amargo proceso que vivió para convertirse en un escritor. Según él, todas las historias que había intentado escribir eran malas, más aun que la que tenía estancada en pleno desarrollo.

En este caso el dominicano se refería a la novela que lo llevaría al Pulitzer.

“Escribí, escribí y escribí pero nada de lo que producía valía un c***jo. En realidad no me convertí en un escritor la primera vez que puse una pluma en un papel, o cuando terminé mi primer libro (fácil) o mi segundo (difícil). En mi opinión un escritor no es un escritor por escribir bien y fácilmente. Un escritor es un escritor porque aún cuando no hay esperanza, aún cuando nada de lo que haces muestra algún tipo de promesa, aún sigues escribiendo sin remedio”, describe Díaz en su artículo.

En cuanto al panorama de los escritores latinos en EE.UU. dijo que le parecía muy complejo, y que lo que esta sucediendo con las comunidades hispanas le parece sumamente interesante.

“Lo que es muy evidente es que la comunidad latina va a jugar un papel muy importante en este país, de igual manera, los artistas latinos”, dijo Díaz.

Una de las cosas más difíciles para un joven es enteder que uno no tiene que ser genio o especial para ser éxitoso y lograr cosas en la vida.

“De niño yo no era Harry Potter ni fui el elegido. Era un muchacho normal en mi comunidad, de lo que me di cuenta era que para tener éxito lo que tenía que hacer era enforcarme en mi trabajo. No tenía que tener habilidades extremas ni el mejor estudiante, Uno de niño a veces piensa que las cosas son imposibles pero cuando yo me di cuenta que enforcarme y trabajar duro era el secreto, eso te quita de encima un peso muy grande.

Este articulo fue publicado originalmente en AL DIA.

[Foto por AL DIA]

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